San Juan de la Cruz nace en 1542, en Fontiveros, un pequeño pueblo de Ávila, de economía agrícola y ganadera, con una pequeña industria de telares. Es el segundo de los tres hijos de Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez, modestos tejedores.
La vocación religiosa le lleva, con 21 años, a ingresar en los Carmelitas de Medina, con el nombre de Fray Juan de Santo Matía. Su vocación es claramente contemplativa y eremítica. Ya como fraile, se instala en Salamanca, Se ordena como sacerdote en la primavera de 1567, y se decide a ingresar en la Cartuja, orden eremítica alejada de la inestabilidad de su orden en un momento de reforma del Carmelo.
En medio de esta crisis se produce el decisivo encuentro con Santa Teresa de Jesús, en otoño de 1567 en Medina. La Madre fundadora, que proporciona su propio testimonio en las Fundaciones (3,16-17), le ofrece la alternativa de ayudarla en la reforma.
En agosto de 1568 abandona Salamanca para acompañar a Teresa de Jesús en su fundación femenina de Valladolid, en este viaje se familiariza con el nuevo talante de la reforma. Poco después funda el primer convento masculino de la orden del Carmelo Descalzo, según la Regla primitiva y no mitigada de la Orden del Carmen, el 28 de noviembre de 1568, ceremonia en la que cambia su nombre por el de Fray Juan de la Cruz.
El 25 de enero de 1675 Clemente X promulgó el Breve de beatificación. El 27 de diciembre de 1726 fue canonizado por Benedicto XIII. El 24 de agosto de 1926, aniversario del comienzo de la Reforma teresiana, fue proclamado Doctor de la Iglesia Universal por Pío XI.
El Santo, en sus escritos, tiene siempre presente el fin de la vida espiritual que es llevar a las almas a Dios. Juan de la Cruz conocía muy bien la dispersión psicológica y moral existente en la persona humana. Con sus enseñanzas quiere aunar todas las energías puestas por Dios en la naturaleza humana. Sabe que la fuerza integradora más grande con que cuenta el hombre es el amor. Y no duda en orientar todo su magisterio a la conquista, a la posesión del amor y la desnudez donde el halla el espíritu su descanso, porque no codiciando nada, nada le fatiga nada porque está en el centro de su humildad” Por eso, tratando de simplificar el camino espiritual hacia Dios se centra como maestro y como guía práctico en el amor y la desnudez de alma. Nos propone
Con su estilo de vida y en sus canciones podemos encontrar los instrumentos, consejos y experiencias que nos ayudarán a iniciar este camino de perfección hacia Dios.
- Noche Oscura del Alma: Canta el alma en esta primera canción el modo y manera que tuvo en salir, según la afición, de sí y de todas las cosas, muriendo por verdadera mortificación a todas ellas y a sí misma, para venir a vivir vida de amor dulce y sabrosa con Dios.
- Monte de la Perfección: Trata de cómo podrá un alma disponer para llegar en breve a la divina unión. Da diversos consejos y doctrina, así principalmente como los aprovechados sepan desembarazarse de todo los temporal y quedar en la suma desnudez y libertad de espíritu
- Cántico Espiritual: Canción entre el alma y el esposo. El orden que llevan estas canciones es desde que un alma comienza a servir a Dios hasta que llega al último estado de perfección, que es matrimonio espiritual. Y así, en ellas se tocan los tres estados o vías de ejercicio espiritual por las cuales pasa el alma hasta llegar al dicho estado, que son: purgativa, iluminativa y unitiva, y se declaran acerca de cada una algunas propiedades y efectos de ella.
-Llama de Amor Viva:
Hablamos del más perfecto grado de perfección a que en esta vida se puede llegar, que es la transformación en Dios. Trata del amor ya más calificado y perfeccionado en ese mismo estado de transformación. Tan transformada y calificada interiormente en fuego de amor, que no sólo está unida en este fuego, sino que hace ya viva llama en ella. Y ella así lo siente y así lo dice en estas canciones con íntima y delicada dulzura de amor.
-Dichos de Amor y de Luz
Amas tú, Señor, la discreción, amas la luz, amas el amor sobre las demás operaciones del alma. Por eso, estos dichos serán de discreción para el caminar, de luz para el camino y de amor en el caminar. Quédese, pues, lejos la retórica del mundo; quédense las parlerías y elocuencia seca de la humana sabiduría, flaca e ingeniosa, de que nunca tú gustas, y hablemos palabras al corazón bañadas en dulzor y amor.
La poesía mística de san Juan de la Cruz explica la historia de un amor espiritual, la relación de una pareja enamorada que se busca y se encuentra. Este será el único tema de su poesía, la búsqueda que la amada (el alma) emprende tras el amado (Dios)