Un don de Dios para el mundo y para la Iglesia. Ella se sintió llamada por Dios para servir y ayudar a los más necesitados de su tiempo, a los más pobres, a los enfermos, a los ancianos, a los niños, nutrida del espíritu de oración y contemplación, de la vida fraterna al estilo de la Sagrada Familia de Nazaret de manera sencilla y con un corazón de madre, carisma personal que se convierte para sus seguidoras en carisma institucional.

Vivimos en comunidades fraternas, con un estilo de vida de familia donde intentamos hacer realidad el mensaje la M. Rosa: “mirad como se aman”. Esforzándonos para que nuestro distintivo como Carmelita de San José sea la sencillez, la alegría, la bondad, la disponibilidad, la oración para descubrir y dar respuesta a los signos de los tiempos.

Somos un Instituto Religioso que desde la alegría, la sencillez y la entrega hacemos visible,
en la vida cotidiana, el mensaje heredado de nuestra fundadora Madre Rosa; educando a
los niños y jóvenes con un corazón lleno de amor maternal, cuidando a los ancianos y
enfermos con especial predilección y caridad exquisita.

Impulsadas por el Espíritu que nos congrega en el Carmelo Teresiano desde la oración a
vivir en obsequio de Jesucristo desde la entrega a los más necesitados viviendo con el espíritu humilde y sencillo de San José en el hogar de Nazaret.

Como Carmelitas de San José, deseamos ser signo creíble de misericordia y esperanza en la Iglesia y en la sociedad, rediseñando con ojos abiertos nuestros apostolados,
manteniendo vivo el carisma fundacional para dar respuesta a los diferentes desafíos de las realidades en las que estamos insertas.