• Formación

      • Cómo ser una Carmelita de San José

    • Etapas de formación

    • Ser Carmelita de San José es vivir con el propósito de hacer el bien. Dios te otorga su misión al estilo de vida de Maria Rosa Ojeda, nuestra fundadora. En este apartado te explicamos las etapas hacia la vida religiosa en nuestra congregación. 

      • Aspirantado

          • El Aspirantado es una etapa de sensibilización hacia la vida religiosa. Un tiempo de búsqueda. 

            Durante esta etapa, la joven ha de trabajar en afianzar la formación cristiana y humana, en el espíritu carmelitano, especialmente de la vida y escritos de los santos carmelitas, Madre Rosa 
            Ojeda Creus (como fundadora de la hermandad) y el propio instituto. 

            El Aspirantado es un tiempo para profundizar en la espiritualidad Mariana y en la formación bíblica. El tiempo de duración de la etapa del Aspirantado va en función del proceso de cada joven aspirante. 

            Los santos carmelitas son:

            • Santa Teresa de Jesús
            • Santa Teresita del Niño Jesús
            • San Juan de la Cruz
          • Aspirantado - Formación
      • Postulantado

          • En esta etapa de formación inicial, la aspirante inicia la experiencia de vivir en comunidad en el instituto formándose integralmente, a fin de clarificar sus motivaciones y adquirir la preparación suficiente para comenzar, más adelante, el noviciado.

            Por parte la congregación, la finalidad del postulantado, es facilitar a la joven la debida preparación antes del ingreso en el noviciado. 

            Por parte de la postulante, comprobar si el estilo de vida en nuestra familia responde a sus aspiraciones. 
            En este período intentamos iniciar a las jóvenes en el conocimiento de la vida y misión del Instituto. 

            Una etapa de sabiduría y decisión a la vida religiosa, que viene marcada por el carisma de Madre Rosa Ojeda. Sirviendo y ayudando a los más necesitados, a los más pobres a los enfermos, ancianos y a los niños, acompañado por un espíritu de oración y vida fraterna. 

          • Formación
      • Noviciado

          • El noviciado tiene una duración de dos años. Es la etapa formativa destinada a continuar, de forma más profunda, el discernimiento de la propia vocación y de su respuesta libre a la llamada de Dios. La joven, acompañada por la formadora, va discerniendo lo que Dios quiere de ella, sus motivaciones y aptitudes que la llevan a hacer esta opción de vida. Inicia también el seguimiento de Cristo al estilo de María.

            A lo largo de estos dos años, la novicia va descubriendo los contenidos básicos de la vida religiosa, a fin de fomentar la vivencia en el seguimiento de Cristo y consagración a la misión. Durante este periodo se acompaña a la novicia para que conozca y asimile progresivamente la riqueza del carisma del instituto, integre la oración, la acción, la vivencia comunitaria y la misión apostólica. Asimismo, se le ayuda a clarificar y potenciar las motivaciones que la mueven para ayudarla a crecer personal y espiritualmente.

            “La etapa de formación inicial finaliza con la profesión temporal. La novicia clarifica su vocación y decide la donación de sí misma, mediante la profesión religiosa: dos meses antes, la novicia cursa la petición por escrito a la Superiora, manifestando sus deseos de emitir los votos e incorporarse al Instituto” (33.1 Estatuto de Formación). 

          • Noviciado
      • Juniorado

          • Esta etapa de formación es la más larga y decisiva de cara al compromiso definitivo. Es una etapa de maduración humana, religiosa y apostólica que continúa y completa la experiencia formativa del noviciado.

            Esta etapa tiene una duración mínima de 5 años pudiéndose alargar teniendo en cuenta el proceso madurativo en el ámbito humano, espiritual y religioso de cada hermana. La hermana de votos temporales (juniora) comprometida a vivir el espíritu evangélico según las constituciones del Instituto, debe aprender a consolidar y promover su identidad vocacional y el sentido de pertenencia a nuestra familia religiosa.

            También ha de esforzarse por armonizar los estudios y actividades apostólicas con la vida de oración y de comunidad. Esta unidad de vida le permitirá vivir en profundidad el ideal y las exigencias de su consagración religiosa y a establecer una armonía entre contemplación y acción.


            Al finalizar esta etapa, la juniora, solicitará a la Superiora General su admisión a la profesión perpetua para vivir definitivamente “en obsequio de Jesucristo” dedicando su vida al servicio de los enfermos ancianos y niños.

          • Juniorado
      • Formación permanente

          • Nuestra forma de vivir "en obsequio de Jesucristo" requiere una formación continua y una dedicación completa bajo los valores religiosos, humanos y apostólicos de la congregación de las  Hermanas Carmelitas de San José.

            “Es importante que toda persona consagrada sea formada en la libertad de aprender durante toda la vida, en toda edad y en todo momento, en todo ambiente y contexto humano, de toda persona y de toda cultura, para dejarse instruir por cualquier parte de verdad y belleza que encuentra junto a sí. Pero, sobre todo, deberá aprender a dejarse formar por la vida de cada día, por su propia comunidad y por sus hermanos y hermanas, por las cosas de siempre, ordinarias y extraordinarias, por la oración y por la entrega apostólica, en la alegría y en el sufrimiento cotidiano” (Caminar desde Cristo – CONFER).

            Queremos con nuestra vida sencilla, alegre y entregada enseñarte que vale la pena seguir a Jesús, nuestro Señor.

          • Formación permanente
      • Llamada a ser Carmelitas de San José

      • "En las circunstancias en las que cada uno se encuentre,  se ha de hacer siempre la oración."

      • Madre Rosa